Para leer y reflexionar

Reproducimos aquí un artículo de opinión publicado el 7 de julio en la edición digital del diario "Catamarcaactual":

Tras la corrupción, el sinsentido oficialista


Las frases más fuertes que se escucharon luego del escándalo de corrupción que acabó con la renuncia de Marta Torres de Mansilla del ministerio de Desarrollo Social, provinieron del propio oficialismo. Entre la angustia y el enojo Grimaux de Blanco salió a “destacar la gestión de Marta Torres porque ha luchado incansablemente por mejorar la calidad de vida de los catamarqueños (?)”.

“He sentido vergüenza por el papel que hizo la oposición” declaró indignada la senadora Marta Grimaux de Blanco, quejándose por las voces criticas que debió escuchar el oficialismo en la Cámara de Diputados.

La frase, como tantas otras de esta encumbrada dirigente brizuelista, no parece tener demasiada meditación y la verdad es que, bien consideradas, hasta resultan agraviantes para la inteligencia de la ciudadanía.

Considerese que la legisladora y docente universitaria, actividades que desarrolla simultáneamente y por las que cobra buenos honorarios, quiso “destacar la gestión de Marta Torres porque ha luchado incansablemente por mejorar la calidad de vida de los catamarqueños (?)”.

Pero mas allá del dato concreto que fue el propio oficialismo provincial el que salió a reclamarle la renuncia a la cuestionada Torres de Mansilla, Mario Perna, Arturo Aguirre, Grimaux no puede quejarse porque la oposición reclame renuncias: la Vicepresidente de la UCR debe saber que en toda democracia los partidos opositores en forma natural desean que al oficialismo le vaya mal, para sustituirlo obvio.

Ella que ahora se queja de “cobardía y crueldad”, cabría recordarle que durante los años ’90, ella misma, junto a un grupo de mujeres autodenominadas “catamarqueñas”, recorrían las calles acusando infundadamente a cuanta persona relacionaban con el oficialismo peronista de esa época. Hasta se llegó a la barbarie de exigir y lograr la cárcel de personas, a las que luego, ya en el Gobierno provincial, aunque sin pruebas suficientes, se las condenó a años de encierro. Todo para justificar su “legitimo” acceso al poder.

Como sea, a la senadora Grimaux de Blanco le asiste todo el derecho de defender a su deshilachada fuerza política, que tanto hizo por ella y su familia, pero debe recordar que así como ella acusa a la oposición de “armar manifestaciones en la puerta con niños de 10 años, sin más abrigo que un buzo y dándoles una sola moneda para tocar el tambor” a ella, como a todo el oficialista FCS, la abogada Lila Safe, los acusó de haberse subido a un féretro.

O sea, Grimaux, acuerde con nosotros, poco han cambiado las practicas políticas desde los ’90 a la fecha.